domingo, 24 de abril de 2011

Chocando con el currículum oculto

Parece que todos tenemos claro que el diálogo es la principal herramienta para resolver los conflictos. Es obvio que el colegio, lo fomenta y prepara para ello. Desde la puesta en marcha del programa de mediación, se constata la existencia de un currículum oculto al que vencer. Las creencias, valores, prejuicios o concepciones sobre la relación entre los alumnos, entre los alumnos y los profesores, la preeminencia de las normas y de quienes las aplican, son potentes aprendizajes que transmite el contexto (la escuela).
- La puesta en común con los profesores deja ver comentarios al respecto: "mediación entre iguales, entre alumnos, no podemos ser iguales que los alumnos". Es difícil plantearse la relación de poder, la autoridad como un valor flexible. Los profesores parecemos necesitados de la salvaguardia de esta relación asimétrica. Nos cuesta deshacernos del rol asignado para poder escuchar y atender al alumno como persona, "y en tanto que persona, de igual a igual".
- A los alumnos por su lado les cuesta ver que en un futuro próximo, el diálogo confidencial de dos compañeros pueda tener el valor de una norma escrita. También les resulta complejo entender que un tutor, un jefe de estudios o cualquier profesor se mantengan al margen en una cuestión que "afecta" al colegio u "ocurre" en el colegio. La creencia de que todo lo que ocurre entre estas cuatro paredes está controlado, manejado y supervisado por los profesores, y si no es así, es porque se está transitando por terrenos ilegales, o al margen de lo aceptable. 
- ¿Y los padres?. Les cuesta entender que se deleguen responsabilidades sobre los alumnos. La tranquilidad de que todo lo que pasa en el colegio de mi hijo y con mi hijo puede ser explicado por adultos es lógica e incuestionable. Los padres parecemos huirle a la autonomía de nuestros hijos. Explicarles que vamos a enseñar a sus hijos a hablar es muy fácil, ponerles en la tesitura de que un conflicto entre alumnos se limita a la esfera de una conversación privada, no es tan sencillo.
Estas diferencias entre lo que propugnamos como valores, y a lo que estamos acostumbrados como personas, con nuestra historia de aprendizajes, es uno de los elementos más interesantes de esta nueva cultura del diálogo, mucho más democrática, que pretendemos inculcar en nuestro colegio.
De todo ello se deriva, además, la necesidad de incluir en los documentos que estructuran y dirigen el colegio, del programa y las estrategias de trabajo del mismo. El Reglamento de Régimen Interior, el Plan de Convivencia, el Proyecto Educativo del Centro deben incorporar estos planteamientos más participativos y las fórmulas que fomentan y promueve.

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